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Biorremediaci�n forestal en la encrucijada de la deuda ecol�gica: del mecanismo t�cnico a la cuesti�n de la justicia ambiental

 

Forest bioremediation at the crossroads of ecological debt: from technical mechanism to the question of environmental justice

 

Biorremedia��o florestal na encruzilhada da d�vida ecol�gica: do mecanismo t�cnico � quest�o da justi�a ambiental

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Correspondencia: ehurtadoescobar@gmail.com

 

 

Ciencias T�cnicas y Aplicadas

Art�culo de Investigaci�n

 

 

* Recibido: 17 octubre de 2025 *Aceptado: 11 de noviembre de 2025 * Publicado: �09 de diciembre de 2025

 

        I.            Universidad T�cnica Luis Vargas Torres de Esmeraldas, Ecuador.

      II.            Universidad T�cnica Luis Vargas Torres de Esmeraldas, Ecuador.

   III.            Universidad T�cnica Luis Vargas Torres de Esmeraldas, Ecuador.

   IV.            Universidad T�cnica Luis Vargas Torres de Esmeraldas, Ecuador.

Resumen

Las soluciones t�cnicas y econ�micas, incluyendo la Biorremediaci�n Forestal (BiFo) como una opci�n tecnol�gica y econ�mica para la recuperaci�n de Hidrocarburos Totales de Petr�leo (TPH) en �reas impactadas por medidas extractivas, han sido recientemente reconocidas y perseguidas. Pero las pr�cticas latinoamericanas, en su aplicaci�n, est�n moldeadas por formas hist�ricas de injusticia ambiental, deuda ecol�gica y limitaciones ex�genas que no solo condicionan su realizaci�n sino su valor pol�tico. En este art�culo, se examinan en profundidad el alcance, las debilidades y las limitaciones de los enfoques biotecnol�gicos para los principios de fitorremediaci�n, micorremediaci�n y consorcios microbianos a la luz de los criterios para la restauraci�n funcional del paisaje, la evaluaci�n del riesgo residual y la degradaci�n incompleta de contaminantes. Desde una perspectiva de Ecolog�a Pol�tica, se explora c�mo BiFo puede ser empleado como una herramienta de verdadera reparaci�n, o podr�a ser cooptado para ganar legitimidad para la supervivencia del extractivismo. En este sentido, se desarrolla una estructura que especifica y distingue criterios en t�rminos de transparencia, comunidad, responsabilidad hist�rica y t�cnica, lo cual es crucial para diferenciar entre procesos de remediaci�n genuinos y cosm�ticos. En �ltima instancia, se argumenta la necesidad del desarrollo de modelos de ciencia post-normal, enfoques de justicia espacial y mecanismos de financiamiento clim�tico justo que desvinculen la reconstrucci�n ambiental de la dependencia extractiva. BiFo solo puede ser una herramienta para trabajar por la justicia ecol�gica si es efectiva para la restauraci�n ecol�gica funcional y el empoderamiento de las comunidades afectadas.

Palabras clave: Biorremediaci�n forestal; justicia ambiental; deuda ecol�gica; lavado verde; restauraci�n ecol�gica.

 

Abstract

Technical and economic solutions, including Forest Bioremediation (BiFo) as a technological and economic option for the recovery of Total Petroleum Hydrocarbons (TPH) in areas impacted by extractive activities, have recently been recognized and pursued. However, Latin American practices, in their application, are shaped by historical forms of environmental injustice, ecological debt, and exogenous limitations that condition not only their implementation but also their political value. This article examines in depth the scope, weaknesses, and limitations of biotechnological approaches to the principles of phytoremediation, mycoremediation, and microbial consortia in light of criteria for functional landscape restoration, residual risk assessment, and incomplete contaminant degradation. From a Political Ecology perspective, it explores how BiFo can be employed as a tool for genuine remediation or how it could be co-opted to legitimize the survival of extractivism. In this sense, a structure is developed that specifies and distinguishes criteria in terms of transparency, community, and historical and technical responsibility, which is crucial for differentiating between genuine and cosmetic remediation processes. Ultimately, the need for the development of post-normal science models, spatial justice approaches, and fair climate finance mechanisms that decouple environmental reconstruction from extractive dependency is argued. BiFo can only be a tool for working towards ecological justice if it is effective for functional ecological restoration and the empowerment of affected communities.

Keywords: Forest bioremediation; environmental justice; ecological debt; greenwashing; ecological restoration.

 

Resumo

Solu��es t�cnicas e econ�micas, incluindo a Biorremedia��o Florestal (BRF) como op��o tecnol�gica e econ�mica para a recupera��o de Hidrocarbonetos Totais de Petr�leo (HTP) em �reas impactadas por atividades extrativas, t�m sido reconhecidas e implementadas recentemente. No entanto, as pr�ticas latino-americanas, em sua aplica��o, s�o moldadas por formas hist�ricas de injusti�a ambiental, d�vida ecol�gica e limita��es ex�genas que condicionam n�o apenas sua implementa��o, mas tamb�m seu valor pol�tico. Este artigo examina em profundidade o alcance, as fragilidades e as limita��es das abordagens biotecnol�gicas aos princ�pios da fitorremedia��o, micorremedia��o e cons�rcios microbianos, � luz de crit�rios para restaura��o funcional da paisagem, avalia��o de risco residual e degrada��o incompleta de contaminantes. De uma perspectiva de Ecologia Pol�tica, explora como a BRF pode ser empregada como ferramenta para remedia��o genu�na ou como poderia ser cooptada para legitimar a sobreviv�ncia do extrativismo. Nesse sentido, desenvolve-se uma estrutura que especifica e distingue crit�rios em termos de transpar�ncia, comunidade e responsabilidade hist�rica e t�cnica, o que � crucial para diferenciar entre processos de remedia��o genu�nos e superficiais. Por fim, argumenta-se a necessidade do desenvolvimento de modelos cient�ficos p�s-normais, abordagens de justi�a espacial e mecanismos justos de financiamento clim�tico que desvinculem a reconstru��o ambiental da depend�ncia extrativista. A Biorremedia��o Florestal (BiFo) s� pode ser uma ferramenta para a justi�a ecol�gica se for eficaz para a restaura��o ecol�gica funcional e o empoderamento das comunidades afetadas.

Palavras-chave: Biorremedia��o florestal; justi�a ambiental; d�vida ecol�gica; greenwashing; restaura��o ecol�gica.

 

Introducci�n

La contaminaci�n que ocurre en gran parte de Am�rica Latina, en particular con respecto a la liberaci�n de Hidrocarburos Totales de Petr�leo (TPH), no sigue una serie de casos aislados, sino que es la expresi�n de la l�gica estructural del modelo de extractivismo primario exportador dominante en Am�rica Latina en el pasado. Estas econom�as est�n fundamentalmente basadas en la extracci�n de recursos y la producci�n para exportar materias primas, con el objetivo de crear divisas necesarias para enfrentar restricciones externas y lidiar con d�ficits comerciales de larga data (Pantilimon, 2023; Vercellone & Cardoso, 2017). En este contexto, los derrames de petr�leo y la aplicaci�n negligente de aguas t�xicas de pozos petroleros se convierten en pasivos socioambientales sist�micos que rara vez se entienden o remedian. Estos pasivos son una deuda hist�rica que recae m�s fuertemente en las comunidades locales, especialmente ind�genas y campesinas, pero cuya infraestructura sociopol�tica genera las externalidades negativas asociadas con el desarrollo, ya sea nacional o global (Osborne et al., 2021; Quispe-Jofr� et al., 2021). Ante estas realidades, surge una respuesta pol�tica y social a la distribuci�n inequitativa de riesgos y beneficios, que se ha denominado justicia ambiental, que exige una reestructuraci�n muy necesaria de los sistemas socioespaciales que gobiernan qui�n recibe el golpe (por ejemplo, Gifford & Sauls, 2024; Pali et al., 2022). As�, la remediaci�n ambiental se convierte en una tarea que va m�s all� de lo t�cnico. Para los estados dependientes del petr�leo, la contaminaci�n no solo es un peligro ecol�gico, sino tambi�n un peligro econ�mico y legal: la interrupci�n puede paralizar la actividad productiva, exacerbar el conflicto social y generar incertidumbre sobre las inversiones. Como tal, tecnolog�as como la Biorremediaci�n Forestal (BiFo) se despliegan frecuentemente no solo como instrumentos ecol�gicos sino como herramientas operativas en la b�squeda de preservar el flujo continuo de ingresos petroleros y la base econ�mica del estado (Bawuah, 2024; Choudhary et al., 2025). Pero la evaluaci�n de BiFo no se limita a su capacidad para reducir los niveles de TPH en el suelo. Su efectividad tambi�n necesita ser examinada de manera hol�stica al considerar la recuperaci�n funcional de la funci�n del ecosistema, la evitaci�n de riesgos toxicol�gicos residuales y, lo m�s importante, la oportunidad de avanzar hacia la recuperaci�n de la deuda ecol�gica que creci� a partir de d�cadas de extractivismo (Cort�s et al., 2025; Malakar et al., 2023). Desde el punto de vista de la Ecolog�a Pol�tica, esto significa tratar de determinar si BiFo es un acto genuino de responsabilidad ambiental, siendo una tecnolog�a de legitimaci�n extractiva que funciona como un medio de legitimidad a trav�s del lavado verde corporativo (Fitzpatrick, 2024; Ali et al., 2024).

El objetivo de este ensayo es examinar y evaluar de manera multidimensional la Biorremediaci�n Forestal para la restauraci�n ambiental en entornos petroleros latinoamericanos, examinando su eficacia ecol�gica, los conflictos ambientales-distributivos y su potencial para la promoci�n de la justicia ambiental y el poder de remediaci�n para �reas devastadas.

 

Desarrollo

Aspectos esenciales de la biorremediaci�n forestal (BiFo): Posibilidades y limitaciones t�cnicas

La biorremediaci�n (BiFo) combina procesos bioanal�ticos, basados en la degradaci�n de subproductos de plantas, hongos y microbios para degradar contaminantes peligrosos en especies menos t�xicas o m�s biol�gicamente descomponibles. Como una alternativa ecol�gica de bajo costo y altamente adaptable, esta tecnolog�a se est� utilizando para distribuir los costos de largos tiempos de recuperaci�n e incertidumbre biol�gica incrustada dentro de los sistemas vivos en el sector ambiental (Osborne et al., 2021; Cort�s et al., 2025). Mecanismos biol�gicos de degradaci�n de hidrocarburos totales de petr�leo (TPH).

Fitorremediaci�n: la interfaz entre plantas y microbios

La fitorremediaci�n utiliza especies de �rboles, arbustos o plantas herb�ceas para estabilizar, transformar o extraer contaminantes en el suelo. Basado en el entorno de TPH como base, la rizodegradaci�n es la v�a predominante de degradaci�n de TPH, y los microorganismos que viven en la rizosfera mejoran notablemente la actividad metab�lica de la rizosfera cuando interact�an con exudados de ra�ces (Malakar et al., 2023).

Este enfoque funciona en �reas extensas con un nivel de contaminaci�n bajo a moderado y en productos qu�micos de baja din�mica, pero es lento debido al ciclo biol�gico de las plantas. Por ejemplo, est� bien demostrado que especies nativas en ecosistemas tropicales como Piptocoma discolor, Theobroma cacao, Jacaranda copaia, Cedrela sp., Schizolobium parahyba bioacumulan derivados del petr�leo y sus tejidos poseen diferentes niveles de acumulaci�n de contaminantes (Chan-Quijano et al., 2025).

Mientras que Piptocoma discolor es una de estas especies que muestra altas concentraciones en las hojas, la evidencia comparativa de su superioridad como fitorremediadores es escasa, y los datos sobre su eficiencia estad�stica y estabilidad ecol�gica necesitan ser analizados m�s a fondo. Desde un punto de vista biotecnol�gico, la relaci�n entre plantas y microorganismos rizosf�ricos, as� como las actividades de las enzimas de degradaci�n y los procesos de quelaci�n en la transformaci�n de hidrocarburos, siempre han sido considerados de importancia (Choudhary et al., 2025).

Micorremediaci�n: actividad de hongos en enzimas

La micorremediaci�n utiliza hongos que son capaces de degradar compuestos recalcitrantes, en particular hidrocarburos arom�ticos polic�clicos (PAHs), mediante enzimas extracelulares que dividen mol�culas complejas en cadenas m�s simples y seguras (Malakar et al., 2023).

Este m�todo es notable por su viabilidad econ�mica: basado en estimaciones de costos para suelos tratados, es significativamente m�s bajo que las tecnolog�as f�sicas y qu�micas tradicionales y uno de los sustitutos m�s baratos para territorios tratados extractivamente (Bawuah, 2024).

Sin embargo, este bajo costo tiene un significado pol�tico y �tico. Dado que estas son actividades a largo plazo, las empresas pueden reducir la inversi�n inicial, ya que tambi�n distribuyen el compromiso de tiempo, alta exposici�n al mismo tiempo a cualquier contaminante residual y cuestionan sobre el subproducto en degradaci�n a las comunidades (Gifford & Sauls, 2024; Osborne et al., 2021).

Comunidad microbiana: la optimizaci�n biom�dica

La biotecnolog�a contempor�nea es el uso de consorcios microbianos que incluyen Pseudomonas sp., Rhizobium sp., y hongos nativos (para mejorar la descomposici�n cooperativa de hidrocarburos en un entorno con diversos contaminantes en un ecosistema biotecnol�gico actual). Esta estrategia de m�ltiples especies permite un rango de detecci�n m�s amplio de contaminantes transformados y la optimizaci�n de las condiciones metab�licas para la remediaci�n (Ali et al., 2024).

Los consorcios han tenido �xito en la degradaci�n de lodos contaminados y grasa de aceite mediante modelos de investigaci�n microbiol�gica y cin�tica, que han demostrado su tolerancia a sustratos pobres en nutrientes as� como a condiciones extremas (Choudhary et al., 2025). Su dise�o es para hacer bioinoculantes particulares para el tratamiento de suelos contaminados con petr�leo en ambientes tropicales.

El riesgo de subestimar la toxicidad qu�mica y el costo de tiempo de la bioacumulaci�n

Aunque la fragmentaci�n molecular realizada por hongos mitiga la contaminaci�n de hidrocarburos pesados, la degradaci�n deficiente puede generar intermediarios que pueden ser m�s m�viles o reactivos y que tendr�an un efecto adverso a corto plazo en la cadena alimentaria y el agua (Cort�s et al., 2025).

Este riesgo es particularmente pertinente cuando los sistemas de vigilancia ambiental solo cubren reducciones globales de TPH y no monitorean los subproductos desde el principio y durante el proceso. La justicia ambiental es otro tema, ya que la ausencia de un monitoreo estricto exacerba las desigualdades, ya que quienes viven con metabolitos residuales no son quienes obtienen las recompensas de la extracci�n de petr�leo (Osborne et al., 2021; Pali et al., 2022).

Restauraci�n Ambiental y Evaluaci�n de Riesgos Ambientales

La Biorremediaci�n Forestal (BiFo) debe situarse con respecto a los objetivos de la Ingenier�a Forestal y la Evaluaci�n de Riesgos Ambientales para dejar claro que esta intervenci�n no solo reduce qu�micamente los niveles de contaminaci�n, sino que tambi�n restaura la funcionalidad ecol�gica del paisaje. As�, desde una visi�n global y de manera integral, la remediaci�n debe concebirse como una etapa inicial en un proceso de restauraci�n de ecosistemas (Osborne et al., 2021; Cort�s et al., 2025).

Ingenier�a Forestal y Restablecimiento Funcional en la Post-Remediaci�n

El punto de vista forestal se�ala que un sitio est� "limpio" bajo un l�mite permisible impuesto por los Hidrocarburos Totales de Petr�leo (TPH) desde su estado normal, incluso si funcionalmente no ha alcanzado un punto de re-funcionalidad; esto solo deber�a ocurrir cuando se alcanza la restauraci�n funcional. Deben restaurarse propiedades esenciales del ecosistema como la resiliencia, la estructura tr�fica y los ciclos biogeoqu�micos que son necesarios para la restauraci�n ecol�gica (Pali et al., 2022).

Para avanzar hacia la restauraci�n funcional en la ingenier�a forestal, es necesario establecer zonas de amortiguamiento que utilicen vegetaci�n para ralentizar la escorrent�a del agua y mejorar la infiltraci�n que promueve la estabilizaci�n del suelo y atrapa contaminantes superficiales y subterr�neos (Choudhary et al., 2025).

Adem�s, la gesti�n post-remediaci�n debe dar prioridad a la regeneraci�n natural asistida, particularmente en un ecosistema degradado, en el cual se despliegan especies nativas que han tenido capacidad de bioacumulaci�n o son tolerantes a contaminantes derivados del petr�leo (Chan-Quijano et al., 2025).

BiFo que utiliza especies de r�pido crecimiento o ex�ticas para impulsar la reducci�n de TPH resulta en un paisaje empobrecido que carece de complejidad estructural para preservar la biodiversidad o la resiliencia ante futuras perturbaciones. Por lo tanto, es esencial conceptualizar BiFo como un punto de partida, no un punto final, en el proceso de recuperaci�n del ecosistema (Osborne et al., 2021).

Evaluaci�n de Riesgos y Toxicidad Residual; Persistencia del Contaminante

La evaluaci�n ambiental no debe descansar en el cumplimiento de los l�mites regulatorios; debe basarse en est�ndares para apoyar la salud del ecosistema, est�ndares que a menudo son m�s estrictos que un nivel legal m�nimo (Gifford & Sauls, 2024).

La movilidad del contaminante es importante: trabajos recientes han demostrado que algunos aditivos como los utilizados en combustibles modernos, incluso en el contexto de la transici�n energ�tica "verde", pueden aumentar la movilidad subterr�nea de los contaminantes, complicando su contenci�n y disminuyendo los beneficios de los m�todos de biorremediaci�n in situ (Malakar et al., 2023).

Seg�n esta paradoja ecol�gica, el uso de combustibles alternativos o biocombustibles no siempre mitiga el impacto ambiental, pero en algunos escenarios puede acelerar la difusi�n de los contaminantes.

Esto implica que la evaluaci�n de riesgos necesita identificar la necesidad de una remediaci�n inmediata considerando tanto la naturaleza m�vil del contaminante como la persistencia de los metabolitos producidos durante la degradaci�n biol�gica. Adem�s, el uso de comunidades microbianas biorremediadoras, como Burkholderia sp. o Rhizobium sp., debe interpretarse con cautela. Si bien su presencia puede asociarse con actividad degradativa, tambi�n puede demostrar un riesgo cr�nico si los contaminantes residuales o sus metabolitos permanecen en concentraciones ecol�gicamente significativas (Ali et al., 2024; Cort�s et al., 2025).

 

 

La Deuda Social, Econ�mica y Ambiental del Sector Extractivo: Un An�lisis Pol�tico-Emp�rico

La naturaleza de BiFo no puede separarse de las condiciones econ�micas y pol�ticas que dieron lugar a la contaminaci�n. La deuda externa, el extractivismo y la restricci�n externa forman los marcos estructurales a trav�s de los cuales definimos el significado profundo de la remediaci�n y la justicia ambiental (Pantilimon, 2023; Vercellone & Cardoso, 2017).

Extractivismo, Deuda Externa y Restricci�n Externa: una serie de problemas que afectan al Amazonas

El r�gimen de deuda y el extractivismo como extracci�n de divisas est�n estrechamente vinculados a la crisis clim�tica en el Sur Global. Este "c�rculo vicioso" ejerce gran presi�n sobre los territorios amaz�nicos, donde la explotaci�n petrolera y minera contin�a floreciendo para financiar compromisos externos, sacrificando la protecci�n ambiental (Pantilimon, 2023).

En Ecuador, la necesidad urgente de ingresos fiscales para pagar deudas externas ha resultado en pol�ticas que enfatizan la extracci�n de materias primas en lugar de la protecci�n del medio ambiente. La restricci�n externa, es decir, la incapacidad del Estado para mantener super�vits econ�micos en econom�as dependientes, lo obliga a estimular las exportaciones de petr�leo y minerales para preservar reservas internacionales m�nimas (Vercellone & Cardoso, 2017).

En este contexto, BiFo es visto por los empresarios como un costo operativo integral a la actividad extractiva. Sin embargo, el costo real de la remediaci�n es el costo de oportunidad de no tener un modelo econ�mico soberano que pueda financiar la transici�n ecol�gica sin mayor dependencia del extractivismo. Con financiamiento clim�tico p�blico e incondicional disponible para los estados amaz�nicos, la necesidad de expandir la frontera extractiva estar� bajo mucha menos presi�n (Gifford & Sauls, 2024).

El Metabolismo Social como Fundamento de la Estructura de Deuda Ecol�gica

El modelo de desarrollo latinoamericano ha sostenido el metabolismo social los flujos de energ�a y materiales para apoyar las econom�as nacionales y ha impulsado su continuo aumento. La extracci�n y exportaci�n a gran escala de grandes cantidades de productos primarios crean un "d�ficit f�sico", donde una medida significativa y medible de la deuda ecol�gica acumulada en la presente crisis ambiental se evidencia por la retirada de cantidades mayores que las que est�n ingresando (Pantilimon, 2023; Vercellone & Cardoso, 2017).

Esta escasez de recursos toma la forma de degradaci�n material, espec�ficamente a trav�s del agotamiento de recursos naturales. En Ecuador, la contaminaci�n petrolera y el desarrollo de la frontera extractiva juegan un papel en una p�rdida a largo plazo de biodiversidad y cobertura vegetal, y esto se evidencia por las altas tasas de deforestaci�n en muchas provincias amaz�nicas (Osborne et al., 2021; Cort�s et al., 2025).

Pol�ticamente, estas responsabilidades socioambientales epitomizan los costos que la industria extractiva contin�a externalizando a trav�s de comunidades rurales e ind�genas. Este contexto genera una profunda tensi�n �tica: los proyectos de reparaci�n ambiental, incluida la Biorremediaci�n Forestal (BiFo), se pagan con ingresos de los procesos de producci�n extractiva que crearon la destrucci�n. Pol�ticamente, esto reproduce una l�gica en la que la destrucci�n es una condici�n necesaria para la limpieza, y que legitima el extractivismo a trav�s de un discurso de gesti�n ambiental tecnificada (Gifford & Sauls, 2024).

El desequilibrio de la justicia ecol�gico-distributiva

La justicia ambiental es un movimiento social y pol�tico que denuncia la distribuci�n desigual de los beneficios y perjuicios derivados del desarrollo econ�mico. Esta perspectiva reconoce que los grupos ind�genas, campesinos y otros grupos indigentes soportan desproporcionadamente las consecuencias de las actividades extractivas (Pali et al., 2022; Osborne et al., 2021).

Gran parte del conflicto socioambiental en Am�rica Latina consiste en poblaciones ind�genas defendiendo su tierra o territorio contra proyectos de petr�leo, miner�a e infraestructura (Quispe-Jofr� et al., 2021).

BiFo puede, desde la perspectiva de estas comunidades, parecer inadecuado a menos que est� disponible un sistema de reparaci�n transformadora, que reconozca expl�citamente la deuda hist�rica y los derechos colectivos. En los campos amaz�nicos, las organizaciones locales y regionales de conservaci�n lideradas por personas ind�genas est�n bajo constante amenaza por la extracci�n de petr�leo, lo que complica el establecimiento de una restauraci�n a largo plazo (Cort�s et al., 2025).

Un BiFo �tico deber�a, por lo tanto, servir en la restauraci�n no solo del ecosistema y la desmovilizaci�n de actividades contaminantes, sino en la restauraci�n de los derechos territoriales, en lugar de ser un mecanismo de legitimaci�n extractiva.

 

 

Responsabilidad ambiental genuina vs. lavado de imagen corporativo

La efectividad t�cnica de BiFo puede ser cooptada por empresas extractivas como una herramienta de lavado de imagen verde: una cobertura ambiental destinada a oscurecer el impacto estructural, manipular la opini�n p�blica y cumplir superficialmente con sus requisitos de responsabilidad social (Fitzpatrick, 2024; Gifford & Sauls, 2024).

El discurso de cumplimiento y opacidad en proyectos de remediaci�n

En la industria extractiva, el lavado de imagen verde se lleva a cabo frecuentemente a trav�s de la opacidad en la informaci�n, la selecci�n selectiva de los indicadores y la adhesi�n a est�ndares bajos. El problema principal, sin embargo, es que una empresa puede cumplir con los l�mites legales de TPH, sin considerar todo el conjunto de impactos que surgen de sus actividades de ciclo de vida completo (Bawuah, 2024; Cort�s et al., 2025).

Varios an�lisis cr�ticos notan que las divulgaciones corporativas no contienen m�tricas comparables e informaci�n clara sobre la gesti�n del agua y las emisiones, lo que reduce la transparencia y hace imposible evaluar los impactos potenciales directamente (Lu & Yue, 2022).

Tales brechas no pueden ser remediadas de manera aislada y superficial con esquemas de remediaci�n en industrias contaminantes, por ejemplo, una empresa petrolera (Chan-Quijano et al., 2025).

Mecanismos espec�ficos de lavado de imagen verde en la Biorremediaci�n Forestal

• Desplazamiento de la carga moral. La naturaleza biol�gica de BiFo permite a las empresas argumentar que "la naturaleza se recupera por s� misma" y que es obligaci�n de los organismos naturales recuperarse, reduciendo as� el sentido de culpa del p�blico (Pali et al., 2022).
• Enfoque restrictivo en m�tricas. El �nfasis exclusivo en la reducci�n de TPH excluye la persistencia de metabolitos t�xicos o riesgos acumulativos para las comunidades y los ecosistemas, alimentando as� narrativas enga�osas al p�blico en general sobre el cumplimiento ambiental (Cort�s et al., 2025).
• Remediaci�n superficial e incompleta. Las organizaciones de justicia comunitaria y ambiental tambi�n han observado situaciones donde la contaminaci�n pasada no se maneja con respeto; los proyectos de BiFo est�n all� para intervenir en sitios espec�ficos, sin abordar los da�os totales infligidos por el da�o ambiental acumulado (Osborne et al., 2021).
• Laxitud regulatoria y ausencia de sanciones claras. Las empresas pueden hacer afirmaciones ambientales enga�osas en muchos pa�ses de Am�rica Latina cuando no existen est�ndares regulatorios firmes para prevenir el lavado de imagen verde, donde solo despu�s de quejas sociales o sanciones regulatorias se eliminan las pr�cticas (Gifford & Sauls, 2024).

Criterios diferenciadores: responsabilidad genuina vs. lavado de imagen verde

Desde la Ecolog�a Pol�tica, la diferencia entre la reparaci�n t�cnica y la transformaci�n �tica requiere el examen del alcance, la transparencia, la participaci�n comunitaria y el reconocimiento de la deuda hist�rica. Tales criterios hacen posible entender cu�ndo la Biorremediaci�n Forestal (BiFo) se configura como un acto de justicia ambiental o una estrategia de legitimaci�n extractiva (lavado de imagen verde) cuando ocurre (Fitzpatrick, 2024; Gifford & Sauls, 2024).

 

Tabla 1. Criterios diferenciadores: Responsabilidad Genuina vs. Greenwashing

 

Valoraci�n y Justicia Cultural en los Idiomas

Un aspecto clave de evaluar una verdadera reparaci�n es ser inclusivo con los idiomas de valoraci�n comunitaria (Pali et al., 2022). Es el fracaso de la intervenci�n lo que est� reduciendo HTP, pero no resulta en un aumento de la pesca, la recolecci�n o el uso cultural para las comunidades que ven su tierra como un centro medicinal, alimenticio o espiritual, hasta el punto de que es un fracaso de la justicia ambiental.

El Papel del Conocimiento Cient�fico en los Procesos de Justicia Ambiental

Es en los conflictos ecol�gico-distributivos donde la ciencia hace m�s que crear datos: tambi�n redistribuye el poder. La importancia del conocimiento cient�fico como catalizador pol�tico que puede desafiar los discursos oficiales y proteger los territorios del extractivismo (Gifford & Sauls, 2024).

La Ciencia como Contrapoder T�cnico y Estrat�gico

Frente a Estados que a menudo act�an como intermediarios entre empresas y comunidades (Pali et al., 2022), la ciencia comprometida puede ofrecer un apoyo t�cnico, legal y cartogr�fico esencial. El Atlas EJOLT u otros observatorios de conflictos socioambientales mapean sistem�ticamente las injusticias territoriales (Osborne et al., 2021).

Pero esta mediaci�n crea tensiones: la validaci�n t�cnica de la academia se convierte en un arma de doble filo y, lo que es importante, tiende a socavar la legitimidad del conocimiento ind�gena o campesino una categor�a referida por los acad�micos como ambientalismo de los pobres cuya experiencia directa es lo que genera quejas (Pali et al., 2022). La dificultad es definir no uno, sino ambas formas de conocimiento y que una no sobrepase a la otra.

Interdisciplinariedad y Ciencia Post-Normal

Los conflictos ambientales son de alto riesgo con alta incertidumbre; por lo tanto, se requieren enfoques de ciencia post-normal, en los que la comunidad se integra en una "comunidad de pares extendida" (Pali et al., 2022).

Casos de ejemplo como la epidemiolog�a popular que surgi� de organizaciones comunitarias demuestran c�mo el conocimiento local puede proporcionar evidencia s�lida, que contradice las narrativas oficiales, particularmente en contextos de control de la informaci�n por parte de la industria (Cort�s et al., 2025).

Justicia Espacial como Marco Metodol�gico para la Reparaci�n

La justicia espacial examina si la remediaci�n cambia la relaci�n socio-espacial que gobierna la difusi�n de da�os y beneficios (Gifford & Sauls, 2024).

El cient�fico dedicado debe evaluar no solo la disminuci�n de HTP, sino tambi�n:

�         Qui�n decide,

�         Qui�n puede controlar,

�         Qui�n se beneficia,

�         Qui�n queda vulnerable.

BiFo solo es socialmente justo en t�rminos espaciales si beneficia a la comunidad y minimiza la extracci�n. Si no, sin embargo, existe la posibilidad de captura tecnol�gica: que la industria cite la efectividad de BiFo como argumento para excusar nuevas contaminaciones y tratarlo como una licencia barata para contaminar, lo cual va en contra de cualquier ideolog�a de sostenibilidad real (Fitzpatrick, 2024).

 

Conclusiones

La Biorremediaci�n Forestal usando fitorremediaci�n, micorremediaci�n y consorcios microbianos ofrece una t�cnica prometedora para mejorar la degradaci�n de HTP al trabajar con suelos altamente contaminados (Cort�s et al., 2025; Choudhary et al., 2025). En el entorno latinoamericano, su aplicaci�n, sin embargo, est� enmarcada en un contexto caracterizado por deuda ecol�gica, extractivismo y restricci�n externa. BiFo hace que el costo temporal y la incertidumbre biol�gica sean responsabilidad de las comunidades, mientras permite que el petr�leo contin�e con sus actividades petroleras necesarias para cubrir el gasto estatal. Si BiFo no debe ser instrumentalizado como lavado verde, no puede limitarse a un mero cumplimiento regulatorio en el mejor de los casos:

�         Restauraci�n ecol�gica funcional,

�         Reparaci�n hist�rica,

�         Asegurando que los derechos colectivos est�n protegidos,

�         Una reducci�n sist�mica e inclusiva de las desigualdades ambientales.

Sugerencias Estrat�gicas y de Pol�tica

Los mecanismos de financiamiento clim�tico deben ser justos e incondicionales, lo que aliviar�a la presi�n para ampliar la esfera de extracci�n en los pa�ses. Los esfuerzos de remediaci�n deben abordar el riesgo restante, el movimiento de contaminantes y la toxicidad de los metabolitos por encima de las leyes. Los marcos regulatorios en la escena internacional deben hacer de la transparencia total un requisito, mientras sancionan simult�neamente las afirmaciones ambientales enga�osas. Implementar programas de investigaci�n-acci�n participativa que combinen el conocimiento t�cnico con la sabidur�a ind�gena y comunitaria.

 

Referencias

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