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La imaginaci�n como punto de partida para sostener los postulados de la raz�n pr�ctica en Kant
Imagination as a starting point to support the postulates of practical reason in Kant
A imagina��o como ponto de partida para apoiar os postulados da raz�o pr�tica em Kant
Jorge Enrique Sarango-Zarate I
jsarangoz@unmsm.edu.pe
https://orcid.org/0000-0002-1138-5650
Correspondencia: jsarangoz@unmsm.edu.pe
Ciencias t�cnicas y aplicadas
Articulo de revisi�n
*Recibido: 22 de mayo de 2021 *Aceptado: 20 de junio de 2021 * Publicado: 05 de julio de 2021
I. Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Per�.
Resumen
El art�culo se encuentra enmarcado dentro de la filosof�a kantiana, y entre los campos de la gnoseolog�a, la metaf�sica y la �tica. Nuestro art�culo sostiene que la imaginaci�n trascendental planteada en la Cr�tica de la raz�n pura como tambi�n los conceptos de �intuici�n originaria� y �representaci�n espont�nea�, sirven de base para sostener los postulados de la raz�n pr�ctica expuestos en la Cr�tica de la raz�n pr�ctica. Cabe se�alar que la exposici�n que se sostiene de la imaginaci�n, ya sea de la Cr�tica del juicio, como tambi�n de la Antropolog�a en sentido pragm�tico, aumentan en argumentaci�n para la hip�tesis planteada. Por �ltimo, no se pretende demostrar la realidad de los postulados, porque es imposible y absurdo, sino �nicamente exponer su demostraci�n quid juris, es decir, una demostraci�n trascendental de su necesidad en concordancia con la raz�n especulativa mediante un sentido que se encontrar�a bajo una significaci�n trascendental.
Palabras claves: Kant; pr�ctica; filosof�a kantiana; intuici�n originaria; Cr�tica del juicio.
Abstract
The article is framed within Kantian philosophy, and between the fields of gnoseology, metaphysics and ethics. Our article argues that the transcendental imagination raised in the Critique of Pure Reason as well as the concepts of "original intuition" and "spontaneous representation", serve as the basis for supporting the postulates of practical reason exposed in the Critique of Practical Reason. It should be noted that the exposition that is sustained from the imagination, either from the Critique of judgment, as well as from Anthropology in a pragmatic sense, increases in argumentation for the hypothesis raised. Finally, it is not intended to demonstrate the reality of the postulates, because it is impossible and absurd, but only to expose their demonstration quid juris, that is, a transcendental demonstration of their necessity in accordance with speculative reason through a meaning that would be found under a transcendental significance.
Keywords: Kant; practice; Kantian philosophy; original intuition; Criticism of the trial.
Resumo
O artigo est� enquadrado na filosofia kantiana, e entre os campos da gnoseologia, metaf�sica e �tica. Nosso artigo argumenta que a imagina��o transcendental levantada na Cr�tica da Raz�o Pura, bem como os conceitos de "intui��o original" e "representa��o espont�nea", servem de base para apoiar os postulados da raz�o pr�tica expostos na Cr�tica da Raz�o Pr�tica. Ressalte-se que a exposi��o que se sustenta na imagina��o, seja na Cr�tica do ju�zo, seja na Antropologia em sentido pragm�tico, aumenta a argumenta��o para as hip�teses levantadas. Por fim, n�o se pretende demonstrar a realidade dos postulados, porque � imposs�vel e absurdo, mas apenas expor sua demonstra��o quid juris, ou seja, uma demonstra��o transcendental de sua necessidade de acordo com a raz�o especulativa por meio de um sentido que seria encontrado sob um significado transcendental.
Palavras-chave: Kant; pr�tica; Filosofia kantiana; intui��o original; Cr�ticas ao julgamento.
Introducci�n
Este art�culo est� basado en las ideas expresadas por Inmanuel Kant acerca de la deducci�n trascendental expuesta en la Cr�tica de la raz�n pura. Es relevante hacer saber que existen dos versiones de este escrito, la primera edici�n publicada en el a�o 1781 y la segunda edici�n publicada en 1787 y cabe indicar, que esta investigaci�n se basa en la segunda edici�n, con apoyo en muchas consideraciones dadas en la primera edici�n. Es as� como a trav�s de este documento, se busca expresar el aspecto trascendental del entendimiento, buscando la objetividad de los pensamientos propiamente se�alados como subjetivos. Sin embargo, esto es posible a trav�s de las ideas de Kant donde manifiesta que para que este proceso se realice debe justificar el modo del quid juris del �mbito del derecho
De igual manera Kant refleja como la imaginaci�n trasciende mas all� de ser un �operador interno� sino mas bien parte importante y necesaria de cada sujeto pues es fundamental para generar conocimientos, esto se dar� a conocer a trav�s del estudio de diversos ensayos acerca de la imaginaci�n trascendental mostrada por algunos autores que tratan sobre la imaginaci�n productiva que se enfoca mas al lado filos�fico, estudiando el punto de vista de cada autor y la relaci�n que denotan con los escritos de Kant sobre la imaginaci�n trascendental, en referencia a estos escritos se menciona a Heidegger (1954) con la relaci�n entre la imagiinaci�n trascendental y la raz�n que se refere a la Ley moral expuesta por Kant. De igual manera el autor Hanza (1994), relaciona sus investigaciones en referencia a la capacidad de la mente humana para emitir juicios determinantes o reflexionantes de donde proviene la teoria de Kant en donde el juicio reflexionante debe ir desde lo particular a lo general y necesita de este tipo de juicio(reflexionante) como ley, es decir que este tipo de juicio es trasncendental pues es propio ya que sino seria un juicio determinante.
El fin de este art�culo es mostrar los puntos de vista de estos autores y como convergen sus conceptos y pensamientos con los establecidos por Kant donde surge el pensamiento de que la imaginaci�n trascendental o productiva es creativa o espontanea e intuitiva, pues hace que se convierta en un juicio reflexionante que va desde lo particular a lo universal y que da paso al sensus communis (sentido com�n).
Metodolog�a
Esta investigaci�n se realiz� a trav�s de en un an�lisis cualitativo, enmarcado en una recopilaci�n documental basado en los postulados de la raz�n pr�ctica en Kant, desde un enfoque filos�fico cr�tico para dar paso a las interpretaciones de los diversos autores estudiados dentro de este art�culo.
Lo que hay en los l�mites del sentido
Los conceptos puros del entendimiento, las categor�as, es de donde se empieza la necesidad de buscar la deducci�n trascendental de las mismas,[1] ya que estas tendr�an un principio, que consiste en que los conceptos deben ser reconocidos como condiciones a priori de la posibilidad de la experiencia; con otras palabras, se trata de saber c�mo podr�an tener validez objetiva las condiciones subjetivas del pensar; por ello para Kant se debe llevar a cabo una justificaci�n al modo del quid juris del �mbito del derecho.
�[�] los juristas, cuando hablan de derecho y de pretensiones, distinguen, en un proceso jur�dico, la cuesti�n acerca de lo que es de derecho (quid juris) de la cuesti�n que se refiere al hecho (quid facti); y exigiendo prueba de ambas, llaman a la primera prueba, que tiene que mostrar el derecho o tambi�n la pretensi�n legitima, la deducci�n� (Vega, 2018)
Seg�n Kant, las categor�as, como meras formas del pensar, obtienen realidad objetiva, cuando las aplicamos a los objetos dados en la intuici�n sensible. Pero la cuesti�n est� en que, si los conceptos puros o categor�as se transforman en conocimiento �nicamente cuando los aplicamos al �mbito de la intuici�n sensible, es decir, fenom�nico, estos no niegan en absoluto la posibilidad de la existencia de un mundo situado m�s all� de lo sensible, el noum�nico. As� pues, no ser�a contradictorio suponer algo que no es extenso o que no est� en el tiempo, pues seg�n Kant no es contradictorio suponer como dado �un objeto de una intuici�n no-sensible, ya que se lo puede representar, ciertamente, mediante predicados (Kant I. , 2009).[2] Adem�s, seg�n indica Kant I.(1996) sobre, como convergen los Principios formales del mudo sensible y del inteligible en su Disertaci�n de 1770 y la Nueva cr�tica de la raz�n pura o Por qu� no es in�til una nueva cr�tica de la raz�n �el primero anterior y el segundo posterior a la Cr�tica de la raz�n pura� que los conceptos en la metaf�sica no se tendr�n que buscar en los sentidos, pues, se ha de buscar en la misma naturaleza del intelecto puro, como abstra�dos de las leyes connaturales de la mente (G�mez, 1984).[3] Por �ltimo, Kant siempre estuvo preocupado no solo por fundamentar el mundo sensible sino tambi�n el� inteligible, es decir, lo fenom�nico y lo noum�nico. Pero, �c�mo sostener semejante empresa?
De la imaginaci�n trascendental
La imaginaci�n que propiamente viene a ser un �operador interno�, ya que radica dentro del sujeto, es una �[�] funci�n ciega, aunque indispensable del alma, sin la cual no tendr�amos, en general, conocimiento alguno, pero de la cual, raramente somos conscientes alguna vez� (Kant I, 2009). Adem�s es la condici�n subjetiva que hace posible no solo la �verdad� cient�fica de lo fenom�nico, sino tambi�n la �verdad� moral de lo trascendente; pero, �c�mo se ver�a ello?
Kant distingue a la imaginaci�n como reproductiva y productiva. Ambas tienen un aspecto sint�tico y representativo-intuitivo, solo que la primera (imaginaci�n reproductiva) tiene su lugar en la psicolog�a y la segunda (imaginaci�n productiva) en la filosof�a trascendental (Kant I, 2004).[4] Sostenemos que en esta �ltima es donde se encuentran sustentados los postulados de la raz�n pr�ctica, junto con otros conceptos que la circundan. Ahora bien, si bien es cierto estos aspectos no fueron se�alados por Kant expl�citamente, pero son f�ciles de captar y de derivar. Por ello, nos apoyamos en prestigiosos tratadistas para revisar algunos conceptos utilizados en ensayos, conceptos que no solo hablan �nicamente de la imaginaci�n, sino tambi�n de otros conceptos �que caminan en la misma direcci�n� que ella.
Algunos ensayos sobre la imaginaci�n trascendental
Algunos autores han tratado el tema de la imaginaci�n productiva (trascendental) e inclusivela han relacionado con algunos t�picos de la filosof�a misma de Kant, y esa relaci�n que hacen nos permite pensar que desde la imaginaci�n trascendental se sostienen los postulados de la raz�n pr�ctica en Kant. �Por qu�?
� En primer lugar, Heidegger (1954) en su trabajo Kant y el problema de la metaf�sica, exactamente en el par�grafo 30 �la imaginaci�n trascendental y la raz�n pr�ctica�, ha relacionado precisamente la imaginaci�n trascendental con el �respeto a s� mismo�, con lo que Kant llama el respeto a la ley moral. En primera instancia sostenemos que ello es cierto, pero no suficiente, debido a que, desde la imaginaci�n trascendental, tambi�n se pueden sostener los postulados de la raz�n pr�ctica, �por qu� sostenemos ello?
Heidegger diferencia el exhibitio originaria del intuitus originarius, y ambos operan estrictamente en el sentido del sujeto, solo que el primero (exhibitio originaria) surge como consecuencia de un contenido que le ha sido dado por el intuitus originarius, mientras que al segundo (intuitus originarius) no precisa de contenido alguno. Pues precisamente el intuitus originarius es un hacer surgir, ya que al intuir crea al ente mismo.
�[�] la imaginaci�n inventa libremente el aspecto de un objeto, esta exposici�n de su aspecto es �originario� [por el] (exhibitio originaria). En este caso, la imaginaci�n se llama �productiva�. Pero esta clase de exposici�n originaria no es tan �creadora� como el intuitus originarius que, al intuir, crea al ente mismo� (Heidegger, 1954, p�g. 113)
Ahora bien, el intuitus originarius se diferencia de ese modo del intuitus derivativus, una intuici�n derivada, que es como tal, producto de ver un ente sensible y que se muestra a trav�s del exhibitio derivativa, �[�] en este caso [esa manera de intuici�n] [�] es derivada (intuitus derivativus) y no originaria (intuitus originarius) y por tanto no es una intuici�n intelectual� (Kant I. , 2009)
De otro lado, el intuitus originarius se asocia con la �representaci�n espontanea� que es propia y originaria de nuestra mente, distinta de la �representaci�n de receptividad de las impresiones�. En este sentido (Kant, 2009), menciona que:
�Nuestro conocimiento surge de dos fuentes fundamentales de la mente, de las cuales la primera es [la de] recibir representaciones (la receptividad de las impresiones), y la segunda, la facultad de conocer un objeto mediante esas representaciones (la espontaneidad de los conceptos); por la primera, un objeto nos es dado; por la segunda, este es pensado en relaci�n con aquella representaci�n ([considerada] como mera determinaci�n de la mente)� (Kant I. , 2009)
Ahora bien, si Heidegger (1954) sostiene, adem�s, que, mediante la imaginaci�n trascendental, Kant funda el conocimiento y la metaf�sica en general,[5] entonces, desde los conceptos que maneja Heidegger sobre Kant, existe la posibilidad, que de estos se sostengan los postulados de la raz�n pr�ctica, porque nosotros podemos, intuir originariamentelos postulados de la raz�n pr�ctica porque dichos objetos no son de car�cter sensible, sino suprasensible, y por tanto �nicamente inteligibles por la mera determinaci�n de nuestra mente, es decir, por una representaci�n espont�nea de la misma.
� En segundo lugar, Hanza (1994), en su investigaci�n La facultad de juzgar reflexionante: pieza clave� del proyecto cr�tico de Kant sostiene que una de las caracter�sticas que posee la mente humana es la facultad de juzgar reflexionante, y viene a ser pieza clave� del proyecto cr�tico kantiano.[6] Hanza plantea la diferencia entre juicios �determinantes� y juicios �reflexionantes�, seg�n ella, para Kant la caracter�stica principal del �juicio determinante� es la determinaci�n unilateral del entendimiento sobre la imaginaci�n, mientras que la del �juicio reflexionante� tiene la tarea de ascender de lo particular en la naturaleza a lo general, y necesita pues, un principio que no puede sacar de la experiencia. El �juicio reflexionante�, como ley, puede tan solo darse a s� mismo un principio semejante, trascendental, y no tomarlo de otra parte, pues si no fuese de ese modo entonces ser�a un �juicio determinante�.
�[�] un �concepto determinado� es, en efecto, resultado de una predicaci�n efectuada por el entendimiento. Es en este sentido que Kant llama a la facultad de juzgar: �determinante�, pues ella establece conforme a las categor�as que sea lo dado [de otro lado] Kant plantea el problema de c�mo debe la facultad de juzgar encontrar lo universal cuando solo cuenta con lo particular. En este caso, nos dice Kant, la facultad de juzgar es �reflexionante� (Hanza, 1994, p�g. 236))[7].
Ahora bien, a diferencia del �mbito del conocimiento, la libertad de la imaginaci�n no es dirigida ni prestablecida por el entendimiento, no hay un predominio o jerarqu�a de forma cerrada de una facultad sobre la otra, sino un �libre juego� o tambi�n una relaci�n rec�proca. Cuando ambas facultades (imaginaci�n y entendimiento) se relacionan entre s� en juego arm�nico, la relaci�n en este caso es de dos formas y una de ellas es de coordinaci�n.
�[�] la facultad de juzgar pone en relaci�n el entendimiento y la imaginaci�n. Esta puesta en relaci�n puede ser de dos maneras. O bien la imaginaci�n es dirigida por el entendimiento �la relaci�n es entonces de subordinaci�n�, o bien ambas facultades se relacionan entre s� en juego arm�nico �la relaci�n en este caso es de coordinaci�n�� (Hanza, 1994, p�g. 236)
Ante lo dicho, de los conceptos desarrollados por Hanza se puede sostener que es gracias al �juicio reflexivo� que de una representaci�n dada -que podr�amos asociarla, tambi�n, a larepresentaci�n espont�nea- nos puede llevar hacia un conocimiento en general, no dado a trav�s de los sentidos, como los postulados de la raz�n pr�ctica.Adem�s, gracias al �libre juego� de las facultades, la imaginaci�n puede plantearse algo �determinado�, por ejemplo, dichos postulados y el entendimiento los puede aceptar por ser simplemente una �posibilidad� que se da en el pensamiento y por ende aceptada por el entendimiento.
� En tercer lugar, Arendt (2010) en La vida del esp�ritu,[8] en particular en la relaci�n entre lo que es el juicio reflexionante, la imaginaci�n trascendental y la pol�tica. Arendt sostiene que las �[�] intuiciones del juicio est�tico y reflexionante carecen de consecuencias pr�cticas para la acci�n� (Arendt, 2010, p�g. 455), para nosotros es cierto que el juicio est�tico carece de consecuencias pr�cticas, pero no el juicio reflexionante, ya que este es el que nos mueve hacia el proyecto de la paz perpetua, propuesta que� todos de manera particular queremos -por naturaleza y sin recurrir a la experiencia-. Y que� coincidentemente� son particularidades que se juntan y llegan a una universalidad, que se torna un deseo com�n en todos, fundado en un principio que no se extrae de la experiencia como el sensus communis.
�[�] por sensus communis ha de entenderse la idea de un sentido que es com�n a todos, es decir, de un juicio que, en su reflexi�n, tiene en cuenta por el pensamiento (a priori) el modo de representaci�n de los dem�s para atener su juicio, por decirlo as�, a la raz�n total humana, y, as�, evitar la ilusi�n que, nacida de condiciones� privadas subjetivas, f�cilmente tomadas por objetivas, tendr�a una influencia perjudicial en el juicio� (Kant I, 2007, p�g. 234)
En una segunda parte, Arendt argumenta que Kant no habr� escrito un voluminoso texto de filosof�a pol�tica, cuesti�n cierta,�[�] la mejor forma de descubrir lo que pensaba al respecto es regresar a la Cr�tica del juicio� (Arendt, 2010, p. 459),cuesti�n que tambi�n es cierta, porque, la filosof�a pol�tica de Kant nace a partir de su filosof�a �tica, y esta se basa en la imaginaci�n, concepto tambi�n dado en la Cr�tica del juicio.
Adem�s Kant no habr� elaborado un voluminoso texto pol�tico, pero insistimos en que esta parte de presupuestos est�n expuestos en su filosof�a �tica. Empero, es en el genio donde convergen la imaginaci�n productiva y la originalidad,[9] y aunque esto, como recalcamos, ha sido expuesto en� la Cr�tica del juicio,tambi�n ya se deja ver ello en� la Cr�tica de la raz�n pura, pues all� se desprende, por ejemplo, que hay una imaginaci�n productiva, que hay un intuitus originarius y una �representaci�n espont�nea�. Ante lo cual decimos que ah� hay convergencias conceptuales. Y no solo ello, sino que si hemos dicho dos cosas, primero, que la filosof�a pol�tica de Kant, la mejor forma de descubrir lo que pensaba �l al respectoes regresar a la Cr�tica del Juicio, segundo, que la �tica funda las ideas pol�ticas de Kant, entonces la Cr�tica del Juicio tambi�n encontramos ideas que ayudan a entender la �tica en Kant, y en efecto, porque por ejemplo la imaginaci�n nos sirve para crear ideas, tales como el creer poder hacer nuestras acciones morales de forma universal.
En s�ntesis, si existe un juicio reflexionante que de lo particular nos lleve a lo universal, si existe un sensus communis, una idea que es com�n a todos, se puede sostener -an�logamente- que los postulados de la raz�n pr�ctica tambi�n se pueden �ver� desde ese lado, pues la libertad, la inmortalidad del alma y Dios, pese a ser entes suprasensibles, no es dif�cil que los sujetos en cada uno de ellos se planteen precisamente por el juicio reflexionante esa posibilidad, y m�s a�n que se haga dicha posibilidad una idea com�n entre todos por aquello denominado sensus communis.Por a�adidura, la imaginaci�n y el concepto de genio expuestos en la Cr�tica del juicio convergen con los conceptos expuestos l�neas arriba de la Cr�tica de la raz�n pura como intuitus originarius �representaci�n espont�nea� e imaginaci�n productiva.
� En cuarto lugar, (Festini, 1946)sostene en La imaginaci�n en la teor�a kantiana del conocimiento que la imaginaci�n trascendental en su aspecto representativo-intuitivo posee la fantas�a, que es una modalidad de la imaginaci�n en cuanto sale del campo de la experiencia y que a su vez se distingue en dos aspectos: la fantas�a como colaboradora en la objetividad y la fantas�a como ejemplaridad subjetiva. Si bien ella eligi� el primer camino porque su plan era fundamentar el conocimiento cient�fico, nosotros nos centramos en el segundo, pues en Kant la imaginaci�n -en� la Cr�tica de la raz�n pura- no solo fundamenta el conocimiento cient�fico, sino tambi�n va m�s all� de los c�nones cient�ficos.
�Una modalidad de la imaginaci�n, en cuanto sale del campo de la experiencia, constituye la fantas�a. En ella se pueden distinguir dos fases: 1) la fantas�a como colaboradora en la objetividad, 2) la fantas�a como ejemplaridad subjetiva. En primer lugar, los supuestos objetivos (hip�tesis) son formas que la imaginaci�n (fantas�a) llena de realidad, imprimi�ndoles, debido a su poder intuitivo, mayor fuerza y evidencia. En este sentido, la fantas�a participa en la labor de objetivaci�n; re�ne y crea a base de lo dado, solo engendra una intuici�n para justificar algo factible. En segundo lugar, la fantas�a realiza una labor plenamente subjetiva, fuera de toda legislaci�n, en sentido predominantemente creador. Esta labor la verifica m�s all� de los c�nones cient�ficos� (Festini, 1946, p. 96).
Y este aspecto de la fantas�a como ejemplaridad subjetiva que, regulada por el entendimiento,[10] es la que tiene conexi�n con el no�meno, concepto problem�tico, l�mite y necesario. El no�meno es un concepto que no implica contradicci�n al ser pensado, pero que s� implica la negaci�n de su realidad al no poder ser demostrada su existencia en el �mbito de la intuici�n sensible. Ahora bien, que no sea demostrada en este �mbito no quiere decir que sea contradictorio, pues el no�meno tiene como caracter�stica ser no-contradictorio en el pensamiento y al mismo tiempo no-ser real en el �mbito emp�rico.
�[�] el concepto de un noumenon, que no [es], empero, positivo, ni [es] un conocimiento determinado de cosa alguna, sino que significa solamente el pensamiento de algo en general, en el cual hago abstracci�n de toda forma de la intuici�n sensible. Pero para que un noumenon signifique un verdadero objeto que se distinga de todos los fen�menos, no es suficiente que yo libere mi pensamiento de todas las condiciones de la intuici�n sensible; debo, adem�s, tener fundamento para suponer otro g�nero de intuici�n que esta que es sensible, en el cual pueda ser dado un objeto tal; pues en caso contrario mi pensamiento es vac�o, aunque sin contradicci�n�. (Kant, 2009, A 253).
As� pues, quedar� establecido que el no�meno no es una ficci�n arbitraria, pero es aquello que nos saca del espacio y tiempo para situarnos en un mundo posible y pensable.Y sobre el postulado formal de lo noum�nico Kant construir� su �tica; ya que: �[�] considera importante reservar as� un lugar vac�o, pues su intenci�n es llenarlo al menos en ciertos puntos (el alma, la libertad y Dios), mediante un acto de fe proveniente de la raz�n pr�ctica� (Verneaux, 1978, p�g. 62). Sentado esto diremos que el primer no�meno del cual tenemos conocimiento es la libertad, porque nosotros nos percibimos a nosotros mismos, como tales, y m�s auncon la posibilidad de realizarel imperativo categ�rico kantiano.Pero todo esto est� dentro la significaci�n trascendental y no del uso trascendental, pues la primera es propia del no�meno; losegundo, es algo propio del fen�meno.
�[�] puede ser aconsejable expresarse as�: las categor�as puras, sin condiciones formales de la sensibilidad, tiene una significaci�n meramente trascendental, pero no son de uso trascendental, porque este es imposible en s� mismo, ya que a ellas les faltan todas las condiciones de cualquier uso (en juicios), a saber, las condiciones formales para subsumir, bajo esos conceptos, cualquier objeto que pudiera ser dado.� (Kant I. , 2009)
Convergencias conceptuales[11]
A partir de lo dicho nos quedael camino libre para sostener que la imaginaci�n productiva (trascendental), en su aspecto sint�tico, no solo es posible cuando se atiene a lo dado, sino que tambi�n reproduce (evoca) y� crea en base a lo dado todo lo que se le pueda ocurrir sobre ello,[12] y en su aspecto representativo-intuitivo[13] nos indicar�a no solo la posibilidad de una imagen o de �algo� que nunca se haya tenido, sino de algo que puede estar m�s all� de la experiencia: esto ser�a lo noum�nico, como la libertad, la inmortalidad del alma y Dios -los postulados de la raz�n pr�ctica-. Y, �por qu� se dar�a ello? Gracias a la fantas�a como ejemplaridad subjetiva[14] que colabora para ello y al mismo tiempo debido a que la imaginaci�n productiva tiene un aspecto representativo-intuitivo: eso representativo es espont�neo, y eso intuitivo originario; es representativo porque es un acto �creativo� espont�neo, y es intuitivo porque es una inmediatez que hace surgir �algo�, sin que nada le haya sido dado. Todo ello -adem�s de la funci�n de un �juicio reflexionante� que de lo particular nos llevar�a a lo universal y la existencia de un sensus communis, que es una idea que ser�a com�n a todos y compartida por todos, pero que no depende de la experiencia- hace posible sostener que los postulados de la raz�n pr�ctica se podr�an �ver� desde este lado, ya que la libertad, la inmortalidad del alma y Dios no ser�an dif�cil de plantearlos bajo ese aspecto como una posibilidad en cada individuo, como una idea com�n a todos, fundados en un principio necesario y a priori, como la forma del juicio reflexionante, que funciona como una regla. Ya que el �libre juego� de las facultades (la imaginaci�n y el entendimiento) lo permitir�an, es que la imaginaci�n podr�a �plantearse� de ese modo los postulados de la raz�n pr�ctica y el entendimiento los podr�a aceptar por ser simplemente una �posibilidad� dada en el pensamiento.[15]
Ahora bien, alguien puede objetar que la convergencia de los conceptos expresados en este art�culo son de diferentestextos escritos por Kant en a�os distintos, ante ello, es claro sostener queKant no tiene su filosof�a como conceptos independientes, sino que tiene la idea de un sistema de filosof�a regido por nuestra raz�n, donde el idealismo trascendental es la clave para la soluci�n de todos los misterios del entero sistema del mundo (Kant, I, 1991).[16]
Para el amable lector que nos ha venido siguiendo hasta el final, no est� dem�s decir que los postulados de la raz�n pr�ctica a que nos referimos est�n expuestos en la parte final de la Cr�tica de la raz�n pr�ctica y son como se ha mencionado la libertad, la inmortalidad del alma y Dios. Estos postulados son supuestos Kantianos -son propios del pensamiento, son no�menos, m�s no fen�menos- los cuales se encuentran enlazados con su teor�a �tica.El primer postulado se sostiene debido a quesi no se es libre, no se puede obrar bajo el imperativo categ�rico, por ello se postula la libertad. Segundo, no es posible obrar de manera perfecta, ello es un proceso infinito -que la persona hace indefinidamente-, por lo cual, no es posible alcanzar ello en esta vida, entonces habr� que suponer �una vida futura�, es decir, la inmortalidad del alma. Tercero, nuestras acciones al intentar suponerlas perfectas, ello es en equiparaci�n a alguien que es perfecto de lo cual se postula a Dios, para Kant, nos alzamos a Dios solo mediante la moral.
En definitiva, en este �ltimo p�rrafo solo hemos querido brindar una peque�a �rese�a� de lo que son los postulados, ello porque no queremos hacer de este art�culo una mera descripci�n.
Conclusi�n
En definitiva, esos tres elementos de car�cter suprasensible son solo postulados, supuestos de la mente humana, y ello porque para Kant estos elementos suprasensibles, esta metaf�sica, es completamente inevitable; obedece a una �disposici�n natural� del sujeto, donde todo ello radica en el interior del mismo, de manera inteligible e inteligida. Por �ltimo, los elementos de car�cter suprasensible -situados en la Cr�tica de la raz�n pr�ctica-est�n en la subjetividad, en la fe proveniente de la raz�n pr�ctica originada en la imaginaci�n productiva (trascendental) que junto con otros conceptos que convergen con ella, los cuales muchos de ellos como la imaginaci�n productiva misma son planteados desde la Cr�tica de la raz�n pura.
Referencias
1. Arendt, H. (2010). La vida del esp�ritu. Trad. Fina Birul�s y Carmen Corral. 3.a. Reimpresi�n: Editorial Paid�s. Madrid.
2. Festini, N. (1946). La imaginaci�n en la teor�a kantiana del conocimiento. Lima. : Per�.
3. G�mez, J. (1984). El te�smo moral de Kant. Madrid: Ediciones cristiandad.
4. Hanza, K. (1994). La facultad de juzgar reflexionante: pieza clave del proyecto cr�tico de Kant. Lima: Arete. Vol. VI, N. 2. PUCP.
5. Heidegger, M. (1954). Kant y el problema de la metaf�sica. M�xico: Trad. Gred Ibscher Roth revisada por Elsa Cecilia Frost. F.C.E.
6. Kant, I. (2004). Antropolog�a en sentido pragm�tico. Trad. Jos� Gaos. Alianza editorial: Madrid.
7. Kant, I. (2009). Critica de la raz�n pura. M�xico D.F.: Trad. Mario Caimi. Edici�n biling�e alem�n-espa�ol. F. C. E.
8. Kant, I. (2007). Cr�tica del juicio. Trad. Manuel Garc�a Morente. Espasa Calpe: Madrid.
9. Kant, I. (1996). Principios formales del mundo sensible y del inteligible:(disertaci�n de 1770). Recuperado el 23 de Julio de 2021, de https://books.google.es/books?hl=es&lr=&id=lYl6NobijOIC&oi=fnd&pg=PP9&dq=)+Principios+formales+del+mundo+sensible+y+del+inteligible+(Disertaci%C3%B3n+de+1770).+Trad.+Ram%C3%B3n+Ce%C3%B1al+Lorente,+estudio+preliminar+y+complementario+de+Jos%C3%A9+G%C3%B3me
10. Kant, I. (1991). Transici�n de los principios metaf�sicos de la ciencia natural a la f�sica. Madrid: (Opus Postumum)Edici�n de F�lix Duque. Editorial Anthropos.
11. Navarro, J., & Pardo, J. (s.f.). Histooria de la Filosof�a . Obtenido de https://www.filosofia.net/materiales/sofiafilia/hf/soff_9_1b.html
12. Vega, J. (2018). La filosof�a del Derecho como filosof�a pr�ctica. Recuperado el 22 de Julio de 2020, de https://journals.openedition.org/revus/3990
13. Verneaux, R. (1978). Immanuel Kant: Cr�tica de la Raz�n Pura. Madrid: Trad. Manuel Olasagasti. Editorial magisterio espa�ol S.A.
� 2020 por los autores. Este art�culo es de acceso abierto y distribuido seg�n los t�rminos y condiciones de la licencia Creative Commons Atribuci�n-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional (CC BY-NC-SA 4.0)
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[1] En este art�culose utiliza las ideas dadas por Kant en la deducci�n trascendental expuesta en la Cr�tica de la raz�n pura. Es importante advertir lo siguiente: habiendo dos versiones la que nos ofrece la primera edici�n de 1781, y la que nos ofrece la segunda de 1787. Se hace importante se�alar la preferencia y alguna exclusividad de los tratadistas de Kant por una u otra fuente como la primordial. Para nosotros ser� primordial la segunda edici�n, con apoyo en muchas consideraciones dadas en la primera edici�n. Con esta advertencia cu�ntese para todo el art�culo.
[2] As� pues, tenemos que los postulados de la raz�n pr�ctica -la libertad, la inmortalidad del alma y Dios-, son elementos de car�cter no-sensibles, sin embargo podemos hablar de ellos,� Kant lo hace desde la �tica.� Solo como adelanto, decimos que dichos postulados no son demostrables como cualquier objeto de car�cter sensible, pero si pensables.
[3] Tal como lo sostiene el espa�ol Jos� G�mez Caffarena: �[�] [los �no�menos�] sus conceptos m�s que abstractos (como los emp�ricos) deber�an decirse �abstrayentes� (es decir que no se mezclan con lo sensible); su origen debe situarse en �la naturaleza misma del entendimiento�� (G�mez, 1984, p. 49). Y, en efecto, as� encontramos en Kant: �[�] el concepto intelectual abstrae de todo lo sensible, pero no es abstra�do de lo sensible, y ser�a mejor decir que es un concepto abstrayente que abstracto, por lo cual es m�s aconsejable llamar a los conceptos intelectuales ideas puras y [llamar] abstractos a los conceptos que se dan emp�ricamente� (Kant, 1996, p. 12). Esto en cuanto a la Disertaci�n de 1770 texto anterior a la Cr�tica de la raz�n pura, ahora, en otra opini�n similar pero en un texto posterior que es aclaratorio de la Cr�tica �Kant sostiene: �Para elevarse, real y verdaderamente, a otro orden de seres que los dados en general a los sentidos, incluso a los m�s perfectos, ser�a preciso otro tipo de intuici�n, que hemos llamado intelectual (puesto que no se puede tener otro nombre ni otro sentido lo que pertenece al conocimiento y no es sensible), y en la cual las categor�as no solo no ser�an necesarias, sino que de ellas no podr�an hacerse el menor uso en semejante constituci�n del entendimiento� (Kant, 1984, p. 78)
[4]�[�] en la medida en que la imaginaci�n es espontaneidad, la llamo tambi�n a veces la imaginaci�n productiva, y la distingo as� de la reproductiva, cuya s�ntesis est� sometida solamente a leyes emp�ricas, a saber, a las de la asociaci�n; la cual es s�ntesis, por eso no contribuye en nada a la explicaci�n de la posibilidad del conocimiento a priori; y por eso no tiene su lugar en la filosof�a trascendental sino en la psicolog�a� (�dem,B152). Ahora bien, esto es con respecto a la segunda edici�n de la Cr�tica de la raz�npura; en Antropolog�a en sentido pragm�tico Kant lo dice de la� siguiente manera: �La imaginaci�n (facultas imaginandis) o facultad de tener intuiciones sin la presencia del objeto, es ya productiva, esto es, una facultad de representarse originariamente el objeto (exhibitio originaria), que antecede, por tanto, a la experiencia; o bien reproductiva, es decir, una facultad de representaci�n derivada (exhibitio derivativa) que devuelve al esp�ritu una intuici�n emp�rica que habr�amos tenido antes. Las intuiciones puras del espacio y del tiempo pertenecen a la primera especie de representaci�n; todas las restantes suponen una intuici�n emp�rica, que cuando se une con el concepto del objeto y se torna, por tanto, conocimiento emp�rico, se llama experiencia�(Kant, 2004; pp. 76-77)
[5]�La imaginaci�n trascendental es por lo tanto, el fundamento sobre el cual se construir� la posibilidad interna del conocimiento ontol�gico y con ello, a la vez, la de la metaphysicageneralis� (Heidegger, 1954, p. 111)
[6] �La facultad de juzgar reflexionante: pieza clave del proyecto cr�tico de Kant�, es el nombre que lleva por t�tulo el art�culo de KathiaHanza� donde sostiene que en la Cr�tica del juicio ��Kant propone una revisi�n del proyecto de su filosof�a cr�tica, que pone al descubierto el rol ambiguo del �sujeto trascendental� y abre una nueva perspectiva para la comprensi�n de la naturaleza como el mundo amplio de la aisthesis� (Hanza, 1994, p. 229)
[7] En efecto, en palabras de Kant encontramos que: �El Juicio reflexionante, que tiene la tarea de ascender de lo particular en la naturaleza a lo general, necesita, pues, un principio que no puede sacar de la experiencia, (�) El Juicio reflexionante puede, pues tan solo darse a s� mismo, como ley, un principio semejante, trascendental, y no tomarlo de otra parte (pues entonces seria Juicio determinante) [�]� (Kant, 2007, p. 103)
[8] V�ase: Ap�ndice. El Juicio. Extractos sobre las conferencias sobre la filosof�a pol�tica de Kant (Arendt, 2010, pp. 453-470)
[9] �Que el genio es un talento de producir aquello para lo cual no puede darse regla determinada alguna, y no una capacidad de habilidad, para lo que puede aprenderse, seg�n alguna regla por consiguiente, que originalidad debe ser su primera cualidad [�] Que el genio no puede el mismo descubrir o indicar cient�ficamente como realiza sus productos, sino que da la regla de ello como naturaleza, y de aqu� que el creador de un producto que debe a su propio genio no sepa el mismo c�mo en �l las ideas se encuentran para ello, ni tengan poder para encontrarlas cuando quiere, o, seg�n un plan, ni comunicarlas a otros, en forma de preceptos que los pongan en estado de crear iguales productos (por eso, probablemente, se hace venir genio de genius, esp�ritu peculiar dado a un hombre desde su nacimiento, y que le protege y dirige, y de cuya presencia proceder�an esas ideas originales)�(KANT, 2007, p. 250-251). Dado por sentado esto, una de las facultades del esp�ritu que constituye el genio es la imaginaci�n, ya que de acuerdo a Kant: �La imaginaci�n (como facultad de conocer productiva) es muy poderosa en la creaci�n [�] Nos entretenemos con ella cuando la experiencia se nos hace demasiado banal; transformamos esta �ltima cierto que por medio de leyes anal�gicas, pero tambi�n seg�n principios que est�n m�s arriba, en la raz�n (y que son para nosotros tan naturales como aquellos otros seg�n los cuales el entendimiento aprende la naturaleza emp�rica) [�] Semejantes representaciones de la imaginaci�n pueden llamarse ideas [�]� (�dem,pp. 258).
[10] �[�] puede perdon�rsele a la fantas�a que desvar�e a veces, esto es, que no se mantenga prudente dentro de los l�mites de la experiencia; pues, al menos, se vivificar� y fortalecer� por medio de este vuelo y ser� siempre m�s f�cil moderar su atrevimiento que remediar su laxitud. Pero que el entendimiento que debe pensar, en vez de hacerlo, desvar�e, esto no puede nunca serle perdonado; pues en �l se fundan todos los medios para poner l�mites a los desvar�os de la fantas�a, donde esto es necesario� (Kant, 2010; Ak. IV, 317).
De otro lado, a modo de comentario, decimos a dem�s que Kant pone a la fantas�a fuera de la memoria y por ende fuera de la experiencia: �[�] la fantas�a, esto es, la imaginaci�n creadora, no debe inmiscuirse en la memoria, pues entonces esta resultar�a infiel� (Kant, 2004, p. 96).
[11] Si bien es cierto que al inicio de este art�culo sostuvimos que la imaginaci�n productiva planteada en la Cr�tica de la raz�n puranos sirve para sostener que los postulados de la raz�n pr�ctica planteados en la Cr�tica de la raz�n pr�ctica, tambi�n dijimos que con ella est�n otros conceptos los cuales sirven de bases conceptuales para sostener dichos postulados, pero todos esos conceptos giran alrededor de un concepto principal llamado imaginaci�n productiva.
[12] Aqu� cabe hacer un distanciamiento sobre la imaginaci�n reproductora, de car�cter emp�rico, esta es facultad sint�tica cuando se da el hecho de tener en frente lo dado (un ente), pero este tipo de imaginaci�n no transforma nada, por ello es emp�rica, psicol�gica, es decir, solo obedece a leyes asociacionistas; y posee facultad representativa-intuitiva, pero ambas son derivadas. Por estas razones es que Kant sostiene que este tipo de imaginaci�n reproductiva no tiene su lugar en la filosof�a trascendental, de otro lado, la imaginaci�n productiva, es la que si tiene su lugar en la filosof�a trascendental. V�ase la parte dos de este escrito: II De la imaginaci�n trascendental, y la cuarta cita del mismo.
[13] Aqu� la representaci�n no es derivada es un acto de espontaneidad y la intuici�n no es derivada, es originaria.�
[14] Recordemos que hab�a dos fases de la fantas�a seg�n Nelly Festini, una como colaboradora en la objetividad y la otra como ejemplaridad subjetiva.
[15] O tambi�n dada por una fe, pues como dir�a Kant: �Deb� por tanto, suprimir el saber, para obtener lugar para la fe [�]� (Kant, 2009).
[16] As� encontramos en la Critica de la raz�n pura: �Bajo el gobierno de la raz�n, nuestro conocimiento no pueden ser, en general, una rapsodia, sino que deben construir un sistema, solo en el cual pueden apoyar y llevar adelante los fines esenciales de ella. Entiendo empero por sistema la unidad de los m�ltiples conocimientos bajo una idea. Esta es el concepto racional de la forma de un todo, en la medida en que mediante ese concepto se determina a priori tanto la extensi�n de lo m�ltiple, como el lugar respectivo de las partes.�(Kant, 2009). Por otra parte, en los legajos encontrados reunidos en el Opus Postumumse sostiene ideas similares: �El idealismo trasc[cendental] es la clave para la soluci�n de todos los misterios del entero mundo. [�] El objeto supremo de la filosof�a trascendental. Dios, el mundo, y el due�o de este, el hombre en el mundo, es un solo sistema que unifica la totalidad de los seres; un sistema de la raz�n pura� (Kant, 1991,p. 661).
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