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Manejo del dolor en los pacientes postoperados de colecistectom�a laparosc�pica y la colocaci�n de bloqueo del plano transverso del abdomen

 

Pain management in postoperative patients with laparoscopic cholecystectomy and transversus abdominis plane block placement

 

Tratamento da dor em pacientes p�s-operat�rios de colecistectomia laparosc�pica e coloca��o de bloqueio do plano transverso do abdome

 

Jonathan Miguel Carpio-Bravo I
mcarpio1405@gmail.com 
https://orcid.org/0009-0005-3553-6870 

,Kelly Nicole Cruz-C�rdova II
kelly.cruzc@icloud.com 
https://orcid.org/0009-0006-2511-169X
Sonia Gabriela Cevallos-�vila III
gabycevallos94@hotmail.com 
https://orcid.org/0009-0004-1541-7041 

,Giovanny Jos� P�rez-Godoy IV
Giovannyperez37@gmail.com 
https://orcid.org/0000-0002-2636-7607
 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


Correspondencia: mcarpio1405@gmail.com

 

 

Ciencias de la Salud

Art�culo de Investigaci�n

 

 

* Recibido: 11 de enero de 2024 *Aceptado: 20 de febrero de 2024 * Publicado: �26 de marzo de 2024

 

        I.            M�dico, Investigador Independiente, Ecuador.

      II.            M�dico, Investigador Independiente, Ecuador.

   III.            M�dico, Investigador Independiente, Ecuador.

   IV.            M�dico Cirujano, Investigador Independiente, Ecuador.

 


Resumen

La colecistectom�a se indica para el tratamiento de litiasis biliar y otras patolog�as vesiculares causantes de dolor, inflamaci�n o infecci�n. La t�cnica laparosc�pica, caracterizada por su m�nima invasividad, implica realizar peque�as incisiones abdominales que facilitan la visualizaci�n y extracci�n precisa de la ves�cula biliar. La analgesia efectiva es parte esencial en el manejo postoperatorio. Existe la necesidad de brindar t�cnicas de anestesia regional para minimizar el uso de opioides, y proveer una alternativa a los bloqueos regionales. Existen 2 t�cnicas para el bloqueo del plano transverso abdominal: la guiada por ultrasonido (BUPTA) y la laparosc�pica (BLPTA), sin que actualmente se demuestre de una forma clara la superioridad de alguna de estas en la colecistectom�a laparosc�pica. El BLPTA y el BUPTA son un procedimiento efectivo para la analgesia posquir�rgica en pacientes sometidos a colecistectom�a laparosc�pica en comparaci�n con la analgesia intravenosa.

Palabras claves: colecistectom�a; litiasis biliar; ves�cula biliar; bloqueo plano abdominal transverso; t�cnica laparosc�pica.

 

Abstract

Cholecystectomy is indicated for the treatment of gallstones and other gallbladder pathologies that cause pain, inflammation or infection. The laparoscopic technique, characterized by its minimal invasiveness, involves making small abdominal incisions that facilitate the visualization and precise extraction of the gallbladder. Effective analgesia is an essential part of postoperative management. There is a need to provide regional anesthesia techniques to minimize opioid use, and provide an alternative to regional blocks. There are 2 techniques for transversus abdominis plane block: ultrasound-guided (BUPTA) and laparoscopic (BLPTA), without currently clearly demonstrating the superiority of any of these in laparoscopic cholecystectomy. BLPTA and BUPTA are an effective procedure for postsurgical analgesia in patients undergoing laparoscopic cholecystectomy compared to intravenous analgesia.

Keywords: cholecystectomy; gallstones; gallbladder; transverse abdominal plane block; laparoscopic technique.

 

 

 

Resumo

A colecistectomia � indicada para o tratamento de c�lculos biliares e outras patologias da ves�cula biliar que causam dor, inflama��o ou infec��o. A t�cnica laparosc�pica, caracterizada por ser minimamente invasiva, envolve a realiza��o de pequenas incis�es abdominais que facilitam a visualiza��o e extra��o precisa da ves�cula biliar. A analgesia eficaz � uma parte essencial do manejo p�s-operat�rio. H� necessidade de fornecer t�cnicas de anestesia regional para minimizar o uso de opioides e fornecer uma alternativa aos bloqueios regionais. Existem 2 t�cnicas para bloqueio do plano transverso do abdome: guiada por ultrassom (BUPTA) e laparosc�pica (BLPTA), sem atualmente demonstrar claramente a superioridade de qualquer uma delas na colecistectomia laparosc�pica. BLPTA e BUPTA s�o um procedimento eficaz para analgesia p�s-cir�rgica em pacientes submetidos � colecistectomia laparosc�pica em compara��o � analgesia intravenosa.

Palavras-chave: Colecistectomia; c�lculos biliares; ves�cula biliar; bloqueio do plano abdominal transverso; t�cnica laparosc�pica.

 

Introducci�n

La analgesia efectiva es parte esencial en el manejo postoperatorio. El adecuado control del dolor es crucial, ya que facilita la recuperaci�n, promueve la deambulaci�n temprana, previene la trombosis venosa profunda y el e

stre�imiento, y favorece un egreso satisfactorio.

�La analgesia epidural puede llegar a consumir tiempo, restringir la movilidad y producir efectos negativos cardiovasculares asociados a consecuencias gastrointestinales. Debido a esto, existe la necesidad de brindar t�cnicas de anest�sicos regionales para minimizar el uso de opioides, proveer una alternativa a los bloqueos regionales, especialmente en el contexto de la cirug�a m�nimamente invasiva abdominal, y para mejorar programas de recuperaci�n.

Dentro de la competencia de la cirug�a m�nimamente invasiva, todas las incisiones abdominales anteriores causan un dolor postoperatorio considerable, una importante variable en la respuesta al estr�s quir�rgico y su evoluci�n. Mientras que la cirug�a m�nimamente invasiva disminuye este dolor, la analgesia efectiva con reg�menes estandarizados es parte del manejo integral. De manera consecuente, los opioides parenterales son usados ampliamente, usualmente como analgesia controlada por el paciente. Sin embargo, su eficiencia est� limitada por los efectos secundarios, incluyendo la supresi�n de la funci�n gastrointestinal. Como consecuencia, el bloqueo con anest�sico local, ya sea central o perif�rico, puede ser usado como alternativa o medida suplementaria. Los bloqueos centrales neuro axiales, como el bloqueo epidural, se usan de manera com�n despu�s de la cirug�a abdominal mayor. Mejora el nivel del dolor y reduce la falla respiratoria en un 7%, a diferencia de la analgesia controlada por el paciente.

A pesar de que la cirug�a laparosc�pica se considera de m�nima invasi�n, esta se asocia a una incidencia significativa de dolor postoperatorio especialmente en las primeras 24 h. Este dolor de manera emp�rica se maneja con opioides, los cuales son medicamentos que aumentan los efectos secundarios de la sedaci�n, aumentando la n�usea y el v�mito, lo que conlleva un aumento de la estancia intrahospitalaria10.

El bloqueo del plano transverso abdominal con anestesia regional es una t�cnica que involucra la inyecci�n de anest�sico local en el plano de la fascia superficial del m�sculo transverso del abdomen, en el nivel de los dermatomos de T7 y L1. El m�todo convencional de punci�n involucra la localizaci�n del tri�ngulo de Petit, el cual est� delimitado por el m�sculo del dorsal largo, el oblicuo externo y la cresta iliaca. Recientemente se ha utilizado el ultrasonido para la localizaci�n de este punto.

Hoy en d�a se ha comprobado el rol que tiene el bloqueo del plano transverso abdominal y se ha demostrado su eficacia en los procedimientos quir�rgicos del abdomen inferior, como laparotom�as infraumbilicales y apendicectom�as, sin embargo, su rol en el manejo de cirug�as abdominales superiores, como el de colecistectom�as con niveles m�s altos de dermatomos, ha sido investigado en menor medida.

El bloqueo del plano transverso abdominal es una t�cnica en la cual se infiltra el plano de la fascia entre el m�sculo oblicuo interno y el m�sculo transverso del abdomen, donde los nervios som�ticos de T6-L1 se dirigen e inervan la pared anterior del abdomen desde la piel hasta el peritoneo. La ramificaci�n y la comunicaci�n de este nivel nervioso forman un plazo que va junto con la arteria circunfleja profunda. El bloqueo del plano transverso abdominal se ha vuelto popular recientemente, y existe evidencia que promueve su seguridad y eficiencia.

El bloqueo del plano transverso abdominal es un plano neurofascial de la pared anterior abdominal, el cual tiene efectos �tiles en la analgesia postoperatoria. En la mayor�a de los estudios refieren una reducci�n temprana en el uso de opioides de un 73 a un 33%. Existe evidencia de que el bloqueo del plano transverso abdominal es efectivo en el manejo postoperatorio como analgesia �nica. Tiene un efecto que evita el uso de opioides y puede reducir la incidencia de los efectos secundarios de estos.

La infiltraci�n del anest�sico en el plano correcto mejora los resultados del bloqueo. Se ha sugerido que el uso del bloqueo del plano transverso abdominal solamente es acertado para incisiones infraumbilicales, y una infiltraci�n subcostal es necesaria para asegurar la cobertura supraumbilical. La t�cnica descrita involucra una infiltraci�n m�s alta, a 2 cm del borde subcostal, siendo as� m�s efectiva para la colecistectom�a laparosc�pica.

 

Desarrollo

La colecistectom�a laparosc�pica

Es un procedimiento quir�rgico m�nimamente invasivo para la extracci�n de una ves�cula biliar enferma. Esta t�cnica esencialmente ha reemplazado la t�cnica abierta para las colecistectom�as de rutina. Actualmente, la colecistectom�a laparosc�pica est� indicada para el tratamiento de la colecistitis (aguda / cr�nica), colelitiasis sintom�tica, discinesia biliar, colecistitis acalculosa, pancreatitis de c�lculos biliares y masas / p�lipos de ves�cula biliar (Kim S, Donahue T. 2018).

El control inadecuado del dolor afecta de forma negativa en la calidad de vida, la funci�n, la recuperaci�n, y el riesgo de dolor postquir�rgico persistente, as� como en un aumento en el riesgo de complicaciones postquir�rgicas.4 En comparaci�n con la colecistectom�a abierta, la colecistectom�a laparosc�pica se considera una cirug�a m�nimamente invasiva con menos dolor postoperatorio. Sin embargo, en el per�odo postoperatorio inmediato causa dolor postoperatorio moderado a intenso, que generalmente no se maneja lo suficiente, lo que resulta en molestias para el paciente y una recuperaci�n tard�a. El dolor despu�s de la colecistectom�a laparosc�pica es multifactorial, ya que el dolor incisional, el dolor visceral y el dolor referido del hombro est�n todos implicados. El dolor generalmente es m�s intenso el primer d�a posterior a la colecistectom�a, predominando el dolor incisional sobre el dolor visceral (Kim S, Donahue T. 2018).

 

Dolor post operatorio

La evidencia sugiere que menos de la mitad de los pacientes que se someten a cirug�a informan un alivio adecuado del dolor postoperatorio. El control inadecuado del dolor afecta de forma negativa en la calidad de vida, la funci�n, la recuperaci�n, y el riesgo de dolor postquir�rgico persistente, as� como en un aumento en el riesgo de complicaciones postquir�rgicas.4 En comparaci�n con la colecistectom�a abierta, la colecistectom�a laparosc�pica se considera una cirug�a m�nimamente invasiva con menos dolor postoperatorio. Sin embargo, en el per�odo postoperatorio inmediato causa dolor postoperatorio moderado a intenso, que generalmente no se maneja lo suficiente, lo que resulta en molestias para el paciente y una recuperaci�n tard�a. El dolor despu�s de la colecistectom�a laparosc�pica es multifactorial, ya que el dolor incisional, el dolor visceral y el dolor referido del hombro est�n todos implicados. El dolor generalmente es m�s intenso el primer d�a posterior a la colecistectom�a, predominando el dolor incisional sobre el dolor visceral (Sens S, Morrison B, O'Rourke K, Jones C. 2019).

En el post quir�rgico de cirug�a abdominal alta, los movimientos que desencadenan tensi�n en la incisi�n (tales como la tos, respiraciones profundas, y la movilizaci�n) agravan la intensidad del dolor. El tipo de incisi�n tambi�n tiene una influencia importante y se ha demostrado que la longitud de la herida y la forma pueden contribuir al proceso algo g�nico.

 

Fisiopatolog�a del Dolor

La sensibilizaci�n central juega un papel importante en el dolor postquir�rgico, el cual es principalmente de origen nociceptivo som�tico, como resultado de una agresi�n quir�rgica.6 Secundariamente a la agresi�n percibida por los receptores nociceptivos durante el acto quir�rgico, se presenta un estado hiper analg�sico, el cual se integra por un estado de hiperalgesia primaria la cual proviene de la sensibilizaci�n de los nociceptores perif�ricos y un estado de hiperalgesia secundaria, que se asocia con la sensibilizaci�n de la medula espinal y el sistema nervioso central (Sens S, Morrison B, O'Rourke K, Jones C. 2019).

Una vez instaurado el est�mulo nociceptivo se desencadena una liberaci�n de mediadores primarios entre los que destacan: prostaglandinas, leucotrienos, hidroxitriptamina y bradicininas; quienes a su vez estimulan la liberaci�n de p�ptidos como la prote�na relacionada con el gen de calcitonina (CGRP) y sustancia P en el sitio de la lesi�n. La vasodilataci�n inducida por histamina, la liberaci�n del factor de crecimiento nervioso, y el reflejo de liberaci�n eferente simp�tica de la norepinefrina se agregan. Los impulsos nerviosos generados por los nociceptores perif�ricos viajan a trav�s de fibras Delta y fibras C haciendo sinapsis en las l�minas II y V de la m�dula espinal. A su vez las fibras tipo C hacen sinapsis en la l�mina I denominadas como neuronas de segundo orden. Esta distribuci�n permite la integraci�n y correlaci�n entre las diferentes fibras nerviosas y las denominadas l�minas de Rexed (Sens S, Morrison B, O'Rourke K, Jones C. 2019).

�Las fibras aferentes son capaces de transmitir diversos est�mulos sensoriales. Denominados etermoceptoras a aquellas que transmiten est�mulos t�rmicos (calor o fr�o); mecanoceptoras a las que transmiten est�mulos relacionados con la presi�n; y quimioceptoras a aquellas que transmiten cambios qu�micos del microambiente celular. Existen fibras aferentes capaces de transmitir un solo est�mulo (unimodales), fibras aferentes capaces de transmitir varios est�mulos (multimodales), y fibras que no responden a ning�n tipo de est�mulo (silentes); estas �ltimas solo son activadas cuando existe un incremento en la actividad de las fibras circundantes.� Las neuronas de segundo orden de la medula espinal son de dos tipos: el primero, en la l�mina, responde a los est�mulos de las fibras C; el segundo, situado en la l�mina V, responde tanto a est�mulos nocivos, principalmente de las fibras Adelta y no nocivos (Sens S, Morrison B, O'Rourke K, Jones C. 2019).

Los receptores de NMDA se localizan en las c�lulas de la asta posterior de la medula espinal y son los encargados de mediar la reacci�n generada por la descarga polisin�ptica de fibras aferentes primarias nociceptivas. La activaci�n de estos receptores se relaciona con la transmisi�n en fibras aferentes nociceptivas, posiblemente de tipo A delta y C. Mismas que est�n asociadas a procesos de aprendizaje y memoria, el desarrollo y la plasticidad neural, as� como los estados de dolor agudo y cr�nico interviniendo en el inicio y mantenimiento de la sensibilizaci�n central, asociada a da�o o inflamaci�n de los tejidos perif�ricos. Las se�ales de dolor llegan al t�lamo y mesenc�falo formando un conjunto de redes y conexiones que cambian constantemente y que determinan la propiocepci�n consciente.

Aunado a ello, diversas regiones de la corteza cerebral se activan simult�neamente durante la percepci�n del dolor. De tal forma que la actividad de este sistema a nivel cortical se desarrolla con el tiempo para producir una compleja red neuronal de percepci�n del dolor. Se sugiere que la corteza insular integra la informaci�n de eventos sensitivos o cognitivos- afectivos para crear una interocepci�n consciente, y muy especialmente para la experiencia dolorosa. De tal manera que la corteza insular integra los aspectos sensoriales discriminativos y afectivo- emocionales del dolor (Sens S, Morrison B, O'Rourke K, Jones C. 2019).

 

 

 

Generalidades del Bloqueo del Plano Transverso Abdominal

Es una t�cnica de anestesia regional que proporciona analgesia de la pared abdominal anterolateral, la cual consiste en la inyecci�n de una soluci�n anest�sica local en un plano entre el musculo transverso y el musculo oblicuo del abdomen. Impidiendo la propagaci�n del est�mulo nociceptivo de los nervios toracolumbares que se originan en las ra�ces espinales que discurren desde T6 hasta L1 proporcionando analgesia a la pared abdominal anterolateral. Con la evoluci�n de la tecnolog�a de ultrasonido, el bloqueo del Plano Transverso Abdominal se efect�a de una manera m�s f�cil y segura. Siendo en los �ltimos a�os una t�cnica aceptada para la analgesia en una variedad de cirug�as abdominales. Si bien su efecto analg�sico cubre solo el dolor som�tico, con una duraci�n corta, este juega un rol importante dentro de la analgesia multimodal. Actualmente con infusi�n continua o bien con el uso de anest�sicos locales liposom�ticos de liberaci�n prolongada, el bloqueo TAP podr�a evadir el problema de su corta duraci�n.� Dentro de las t�cnicas loco-regionales, se hab�a utilizado tradicionalmente la infiltraci�n del campo quir�rgico con anest�sico local (Wu L, Wu L, Sun H, Dong C, Yu J. 2019).

 

Bloqueo del plano transverso abdominal (TAP block)

El bloqueo del plano transverso abdominal (TAP) consiste en una t�cnica de anestesia regional de utilidad en la profilaxis del dolor postoperatorio ocasionado por cirug�as que involucran la pared anterior del abdomen. De manera cl�sica, la t�cnica se determina mediante la identificaci�n del Tri�ngulo de Petit siendo localizado por referencias anat�micas. En la actualidad, las t�cnicas de anestesia regional para el control del dolor como parte del manejo terap�utico del dolor asociado a una intervenci�n quir�rgica se describen como una t�cnica segura, efectiva y de f�cil aplicaci�n, aumentando su efectividad al incorporar el uso del ultrasonido. (Wu L, Wu L, Sun H, Dong C, Yu J. 2019).

     Anatom�a

La pared abdominal anterior (piel, m�sculos, peritoneo parietal), est� inervada por las ramas anteriores de los nervios tor�cicos T7 a T12, y por el primer nervio lumbar L1. Las ramas terminales de estos nervios viajan en la pared abdominal dentro de un plano entre el m�sculo oblicuo interno y el m�sculo transverso abdominal. Este plano intermuscular es llamado plano transverso abdominal (TAP). La inyecci�n de AL en este plano potencialmente provee analgesia de la piel, m�sculos y peritoneo parietal, desde T7 a L1 Existe una fascia entre el m�sculo oblicuo interno y el transverso abdominal. Los nervios se ubican por debajo de esta fascia. Es imperativo que este plano sea reconocido para lograr una adecuada distribuci�n del AL. (Wu L, Wu L, Sun H, Dong C, Yu J. 2019).

Las primeras publicaciones describen la t�cnica guiada por puntos de referencia, utilizando el Tri�ngulo de Petit. El Tri�ngulo de Petit posee la cresta il�aca como base, el m�sculo oblicuo externo como borde anterior y el m�sculo lat�simo dorsal como borde posterior; el piso corresponde a las fascias tanto del oblicuo externo e interno. La t�cnica consiste en insertar una aguja perpendicular a todos los planos, y el plano transverso abdominal se localiza al tener la sensaci�n de dos �pops�. El tri�ngulo est� m�s posterior que lo sugerido, que la posici�n var�a ampliamente y su tama�o es relativamente peque�o (2,3 x 3,3 x 2,2 cm). Adem�s, la presencia de tejido adiposo cambia significativamente la posici�n del Tri�ngulo. Secundariamente a la t�cnica basada en puntos de referencia, se han descrito complicaciones como punci�n hep�tica con hemoperitoneo secundario (Wu L, Wu L, Sun H, Dong C, Yu J. 2019).

M�s recientemente se han descrito t�cnicas de bloqueo del plano transverso abdominal guiadas por US. Como el US permite la visualizaci�n en tiempo real de la aguja y de la distribuci�n del AL, su uso puede disminuir el riesgo de complicaciones.

El TAP Block est� indicado en cirug�a abdominal, principalmente de abdomen inferior, incluyendo apendicectom�a, herniorraf�a, ces�rea, histerectom�a abdominal y prostatectom�a suprap�bica. Tambi�n se ha demostrado su utilidad en cirug�a laparosc�pica.

     T�cnica de bloqueo

El bloqueo del plano transverso abdominal o TAP es considerado un bloqueo de nivel b�sico y es relativamente simple identificar el plano entre el oblicuo interno y el transverso abdominal.

Se recomienda el uso de un transductor lineal de alta frecuencia ya que las estructuras son relativamente superficiales. Con el paciente en dec�bito supino y posterior a la preparaci�n con antis�ptico de la piel, el transductor es localizado en un plano transversal, sobre la cresta il�aca a nivel de la l�nea axilar anterior. Se identifican las 3 capas musculares: m�sculo oblicuo externo, m�sculo oblicuo interno y m�sculo transverso abdominal. El oblicuo interno es generalmente el m�s prominente. Por debajo del transverso abdominal se encuentra la cavidad peritoneal (Figura 3). Si existe dificultad en distinguir las 3 capas musculares, es �til comenzar con el US en la l�nea media, sobre el m�sculo recto abdominal y desde ah� se desplaza hacia lateral, identific�ndose as� f�cilmente las 3 capas musculares (Wu L, Wu L, Sun H, Dong C, Yu J. 2019).

Es com�n visualizar peque�os vasos dentro del plano transverso abdominal. Se inserta una aguja 50-100 mm, 22 G, bisel corto con la t�cnica en plano, en direcci�n antero posterior. Es importante depositar el AL por debajo de la fascia entre el oblicuo interno y el transverso abdominal.

La adecuada posici�n de la aguja puede ser identificada inyectando peque�os vol�menes de AL o soluci�n fisiol�gica (1-2 ml)

Un total de 20-30 ml de AL puede ser administrado en este plano en ambos lados de la pared abdominal cuando se requiere un bloqueo bilateral. Los vol�menes y concentraciones �ptimas de AL en este bloqueo deben ser establecidos en futuros trabajos de investigaci�n.

En ni�os se ha descrito una variante de la t�cnica guiada por US:

1.                 Usando transductor lineal se identifica la vaina posterior del recto y el m�sculo recto justo lateral al ombligo.

2.                 Se desliza el transductor lateralmente hacia el flanco identificando los 3 planos musculares.

3.                 Se inserta la aguja con la t�cnica en plano, en la l�nea axilar anterior. Despu�s de aspirar cuidadosamente, se inyecta AL en el plano transverso abdominal.

En ni�os se recomienda un volumen de 0,2 ml�kg-1, limitando la dosis m�xima de AL (bupivaca�na) a 2 mg�kg-1 en neonatos y 3 mg�kg-1 en ni�os.

Existe controversia en la literatura respecto al nivel de distribuci�n de AL con inyecci�n �nica; algunos estudios muestran una extensi�n de T7 a L1 y otros una extensi�n no m�s all� de T10. En un estudio en cad�veres, se demostr� que el bloqueo guiado por US cef�lico a la cresta il�aca involucra a las ra�ces desde T10 a L1, lo que limitar�a esta t�cnica a cirug�a de abdomen inferior.

El bloqueo del plano transverso abdominal puede llegar a ser una nueva e importante herramienta en el manejo del dolor postoperatorio, en cirug�as que involucren la pared abdominal anterior. Tanto los vol�menes como las concentraciones �ptimas de AL deben ser establecidos en el futuro, as� como debe evaluarse el rendimiento y duraci�n de las t�cnicas de administraci�n �nica y las t�cnicas continuas.

 

T�cnica del bloqueo TAP ecoguiado

�El bloqueo TAP se realiza f�cilmente bajo gu�a ecogr�fica, y la visualizaci�n en tiempo real de la inyecci�n de anest�sico local entre los m�sculos oblicuo interno y transverso del abdomen, garantiza la distribuci�n del anest�sico local a los nervios que se encuentran debajo de la fascia del musculo transverso del abdomen, incluidos los nervios ilioinguinal e iliohipog�strico. Para realizar el bloqueo TAP colocamos al paciente en dec�bito dorsal, luego colocamos un resalto posterior inmediatamente arriba de la cresta il�aca. Luego de realizar una adecuada antisepsia de la zona colocamos el transductor en la l�nea media axilar, entre el reborde costal y la creta il�aca, introduciendo la aguja en plano desde medial, mientras se visualiza en el ec�grafo los tres planos musculares (oblicuo externo, oblicuo interno y transverso abdominal). La administraci�n del anest�sico local se realiza una vez que la punta de la aguja se sit�e en la fascia entre el oblicuo interno y el transverso, debemos observar el desplazamiento hacia debajo del musculo transverso del abdomen. Se realiza con 15 a 20 ml de anest�sico local, Bupivaca�na o Ropivaca�na a concentraci�n de 0.25% como m�ximo y sin sobrepasar 2 mg por kg de peso corporal (John D. Loeser, M.D.2019).

 

Complicaciones

Las complicaciones asociadas al bloqueo TAP sin ayuda del ultrasonido constituyen la punci�n inadvertida del peritoneo o da�o a alguna v�scera abdominal y la toxicidad sist�mica asociada a los anest�sicos locales (John D. Loeser, M.D.2019).

 

Conclusi�n

La colecistectom�a laparosc�pica es el tratamiento est�ndar para la colecistitis aguda cuyas ventajas frente a la cirug�a abierta incluyen una estancia hospitalaria m�s corta y menor morbilidad y mortalidad. Un manejo optimo del dolor postoperatorio en esta t�cnica es esencial para mejorar la calidad de vida de los pacientes, reduciendo el dolor y contribuyendo a una recuperaci�n m�s r�pida y con menos complicaciones. El dolor postoperatorio se observa reducido a pesar de ser una t�cnica m�nimamente invasiva, la gesti�n del dolor postoperatorio sigue representando un punto cr�tico en la recuperaci�n de los pacientes sometidos a colecistectom�a laparosc�pica. Entre las opciones m�s prometedoras para controlar el dolor postoperatorio, se encuentra el bloqueo TAP. Los abordajes m�s reconocidos son los abordajes lateral y bilateral (LTAP y BTAP), posterior (PTAP), subcostal (STAP), subcostal oblicuo (OSTAP) as� como cualquier combinaci�n entre ellos.

Aunque se ha demostrado que el bloqueo guiado por ultrasonido TAP es altamente usado para colecistectom�as laparosc�picas, algunos estudios han identificado diferencias en la experiencia del dolor en pacientes sometidos a esta t�cnica analg�sica. Por esta raz�n, se considera importante evaluar la eficacia de los bloqueos TAP en comparaci�n con placebo o m�todos tradicionales de analgesia despu�s de la cirug�a laparosc�pica.

El conocimiento de la eficacia del bloqueo TAP podr�a contribuir a reducir el uso de analg�sicos opi�ceos para mitigar los riesgos asociados a su consumo a largo plazo como adicciones o efectos secundarios adversos. Adem�s, mejorar las t�cnicas de manejo del dolor tendr� un impacto significativo en la optimizaci�n de recursos tanto en el paciente como en los sistemas de salud.

 

Referencias

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